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delonghi

cafetera-con-cafeLa historia de DeLongui

La marca DeLongui nació en Treviso, Italia, hace más de un siglo. Originalmente era un taller de repuestos y su fuerte compromiso con la excelencia impulsó su crecimiento como empresa desde entonces.

En la década de 1950 fue cuando DeLonghi se consolidó como empresa y su amor por el diseño y la innovación ha continuado a lo largo de su desarrollo. Todos los productos de DeLonghi significan calidad en cualquier idioma, ya que la empresa cuenta con una larga historia proporcionando excelentes electrodomésticos de uso diario y con una gran reputación por su afán de innovación. La marca DeLonghi, por sí misma, es testimonio de diseño italiano y de artesanía de calidad, su aceptación popular no es sólo casualidad, sino que se fomenta en una larga tradición de productos de buena calidad con elementos prácticos bien diseñados.

La motivación del grupo DeLonghi es el deseo de innovación y desarrollo continuos en diversas áreas de negocio, así como la expansión. En los años 1970 y 1980 fueron los encargados de introducir nuevos aparatos electrodomésticos en las casas de todo el mundo, tales como la freidora que ahorraba aceite o un aire acondicionado portátil listo para usar en cualquier momento. Ese fue, también, un momento de rápido crecimiento en los mercados internacionales, que le facilitó implementar un programa de adquisición de varios sectores dentro de los electrodomésticos, comprando inteligentemente marcas que se estaban muriendo pero que tenían un gran potencial si se sabían gestionar bien.

En 2001, la adquisición de Kenwood – importante marca internacional especializada en la preparación de alimentos y en electrodomésticos de procesado- , y de Ariete – cuidado del suelo y productos para el planchado – catapultó su expansión y sus planes de diversificación a otros niveles.

Sus importantes inversiones en marketing, en el desarrollo de su línea de productos, así como en investigación y diseño industrial, han hecho que DeLonghi creciese continuamente, convirtiéndose en una empresa multi-especialista. Sus instalaciones de última generación permiten a la compañía ofrecer productos competitivos tanto en coste como en calidad. Los productos son el ejemplo perfecto de la innovación por sus características únicas y unos beneficios que proporcionan comodidad y pregonan calidad de vida. La alta calidad de DeLonghi y sus duraderos productos diseñados en Italia le han hecho ganar una sólida reputación gracias a la satisfacción del cliente.

Los futuros amantes del café que quieran invertir en una máquina de calidad harán una buena elección con una cafetera DeLonghi. Demostrando ser un gran rival en la industria de la elaboración del café, la marca ha desarrollado una serie de modelos de cafetera DeLonghi que cubren todas las necesidades de los conocedores del café, abarcando tanto pequeñas cafeteras como máquinas de espresso completamente automáticas. Los productos DeLonghi son conocidos no sólo por ser las mejores máquinas y las más duraderas, sino también por el sabor superior del café que producen, un sabor que captura una experiencia auténticamente italiana.

Cronologíacafetera

Siglo 17 – El café fue introducido por primera vez en Europa a través del comercio con los árabes en los mercados venecianos.

1902 – DeLonghi establece su taller de repuestos en Treviso, Italia.

1950 – DeLonghi se convierte en una sociedad anónima de venta de electrodomésticos fuertemente comprometida con el diseño y la innovación.

De 1970 a 1980 – DeLongui introduce nuevos aparatos eléctricos de uso doméstico, además, se produce su rápido crecimiento en los mercados internacionales y lleva a cabo una serie de programas de adquisición de diversos sectores del mercado de los electrodomésticos.

2001 – Adquisición de Kenwood. Gracias a Ariete se produce la gran explosión, sus planes de expansión y de diversificación pasan a otro nivel.

2007 – Se desarrolla la primera cafetera DeLonghi espresso totalmente automática.

La historia del café

La historia del café está documentada desde el siglo X de nuestra era. En ese momento, su uso se limitaba en gran medida a los granos originales de Etiopía. Los montañeses de esa región fueron los primeros en cultivar la planta del café, aunque fueron los árabes quienes vieron su potencial comercial y vendieron el grano al norte de África, donde se produjo el cultivo en masa. Los exploradores de principios del siglo IV, al ver cómo se bebía el café en el oriente próximo, lo etiquetaron como droga, reportando que su consumo por la mañana producía muchos beneficios para la salud. A partir de ese momento, los granos entraron en los mercados europeos e indios y la popularidad del café se expandió, llegando a ser llamado “el vino de Arabia”.

El café fue introducido por primera vez en Europa desde Egipto a través de la ciudad italiana de Venecia, donde un floreciente comercio entre los hombres de negocios locales y los árabes permitió importar una gran variedad de materias primas y bienes. Los comerciantes vendían este café a los ricos venecianos, cobrándoles grandes cifras por el privilegio de beber esta nueva bebida.

Debido a sus raíces orientales, beber café, en un principio, fue considerado pecado en Italia, llegando a verse como una amenaza islámica al cristianismo. Sin embargo, su popularidad creció sin remedio y el Papa Clemente VIII lo probó e instantáneamente acabó enamorado de su sabor y aroma únicos. En consecuencia, se decidió que, lejos de ser una conspiración religiosa, sería un gran pecado desterrar una bebida tan deliciosa y, por lo tanto, se la consideró una bebida cristiana – dando lugar a la primera casa de café italiano.

Llamadgranos-cafeo así por la bebida que servía, el primer café, o cafetería, abrió alrededor de 1683 en Venecia y pronto se convirtió en sinónimo de ambiente confortable, conversación y buena comida, lo que añadió romanticismo y sofisticación a la experiencia de tomar café.

Históricamente, la mayoría del café italiano se elabora infusionándose de forma fuerte y rápida dando lugar al espresso, es quizás por este motivo que, en este país, se crearon varios tipos de cafés a base de leche, como el capuchino y el café con leche. El incentivo para desarrollar este tipo de café no era su sabor superior, sino que un sagaz empresario italiano, en el siglo XVIII, trató de reducir el tiempo que sus empleados gastaban en su pausa para el café de la mañana. Así, fue diseñada una máquina que, al accionar una palanca, forzaba el agua a pasar a través del café apretado logrando, de esta manera, una infusión más fuerte y aromática. Quizás la fuerte asociación entre Italia y el café puede considerarse como algo inapropiado, ya que, hoy en día, sólo se cultivan en dicho país cantidades humildes de café. Sin embargo, la cultura italiana temprana acogió a esta bebida como si fuera propia e hizo mucho para hacer crecer el estatus del café en todo el mundo.

La influencia que los italianos han hecho en el café de todo el mundo continuó desde el siglo XVII a través de la tradición del café espresso de gran calidad; eso inspiró la proliferación de los gigantes del café al detalle y de los tostadores de café de especialidades que encontramos hoy en día. En ellos vemos la recreación constante del entorno elegante, atractivo y relajante de los cafés italianos y los rituales clásicos italianos de servir el café. Hoy en día podemos disfrutar de la misma atmósfera e, incluso, de un sabor superior en casa, donde las máquinas de café domésticas, como la cafetera DeLonghi, sirven un auténtico espresso italiano, igual que el que se sirve en una cafetería.